Cuando muera, me dolerán los riñones, el hígado, el corazón, el páncreas, los pulmones, los tejidos (huesos, tendones y otras estructuras osteotendinosas), las córneas, las válvulas cardíacas, los segmentos vasculares y la piel. Cortarlo todo con bisturí afilado y mano intrépida para acortar las colas de espera y alargar la vida de cualquier otro ser humano, independientemente de su estatus de ciudadanía en nuestro país. Desbautiza estos trozos de carne antes de injertarlos en otras personas. Ya no serán míos cuando muera.