Estamos el 27 de agosto en la sala Lisboa Ao Vivo, en una calle paralela a la Avenida Marechal Gomes da Costa. En el interior, la luz es escasa y el calor intenso; un ventilador suavizará las cosas. Es Ana Moura quien está en el escenario. Un fuerte ritmo introduce en la pantalla ‘Lá Vai Ela’, el respectivo vídeo que se reproduce de fondo. Sus bailarines se balancean al ritmo; la voz, inconfundible, le aporta la elegancia necesaria. Toda la canción suena inmensa y pensamos: si Ana Moura se resfría, el PIB bajará.